Desde hace algún tiempo, la palabra ‘incel’, versión comprimida de ‘involuntary celibate’, ha poblado muchas discusiones en redes sociales. Se trata de una subcultura surgida en Internet de hombres que, por alguna razón, no son atractivos para las chicas y viven en frustración permanente por esa razón. Muchos se organizan en comunidades en línea para expresar ideas misóginas que, lamentablemente, contribuyeron a que individuos como Elliot Rodger y Alek Minassian atentaran contra la vida de otras personas.
El tema viene a cuento nuevamente luego de que aparecieron las primeras reseñas de Joker el debate parece centrarse en si la representación del personaje es o no, una idealización de la llamada ‘cultura incel’. Es por esta razón, que creo que vale la pena atraer la atención hacia el personaje de Faceless, principal antagonista de Karakuri Circus, pues sirve como un buen ejemplo sobre la importancia de la representación en estos términos.
Karakuri Circus: un drama multigeneracional
Karakuri Circus gira en torno a un trío de héroes: Masaru, un niño nacido de una relación ilegítima a quien su difunto padre heredó una fortuna; Narumi, un fortachón aquejado por una rara enfermedad y Shirogane, una marionetista que ha sido enviada a proteger a Masaru. El trío es atacado constantemente por marionetas con vida propia, llamadas autómatas.
A medida que avanza, la serie nos va revelando que esta situación es producto de eventos que iniciaron más de 200 años atrás. Dos hermanos marionetistas, Yin y Jin viajan desde el Lejano Oriente para estudiar alquimia y usarla para dotar de vida a sus marionetas. En Praga, los hermanos conocen a Francine, una chica hermosa y de buen corazón de la cual ambos se enamoran, pero la chica sólo corresponde a Yin.
Frustrado, Jin secuestra a Francine y la maltrata sin cesar, hasta que ella cae enferma y, finalmente, muere. Tratando de salvarla, los hermanos trabajan por separado y ambos obtienen la piedra filosofal, pero demasiado tarde. Entonces, Jin usa un mechón de pelo de Francine y sus habilidades como constructor de marionetas para crear una réplica exacta de la chica que nunca fue suya, a la que dio vida con la piedra filosofal. No obstante, aunque la muñeca Francine le era leal, no supo nunca cómo sonreírle. Jin, cada vez más enloquecido, creó nuevos autómatas que, a la postre, se convirtieron en asesinos.
Yin, descubriendo lo que había hecho su hermano, usó su piedra filosofal para crear una cura de la que también derivaron los Shirogane, un linaje guerrero cuyo fin es destruir a los autómatas. De ahí, varias generaciones de Shirogane y autómatas continúan sus enfrentamientos hasta el momento en el que ocurren los principales eventos de la serie.
De Jin a Faceless, el fracaso de un incel
Jin, a quien la serie nos muestra envejecido y amargado abandonando a la muñeca Francine, en realidad no murió, sino que usó la alquimia para traspasar sus recuerdos a nuevos cuerpos y, en cada generación, persiguió a las descendientes de Francine, sin lograr nunca que lo amaran. Faceless no es sino su última versión, aquella con la que la tragedia iniciada por él mismo, llegaría a su fin. Sin embargo, ni el paso del tiempo ni la acumulación de experiencia hacen mella en su condición incel, acaso sólo la profundizan.
Kazuhiro Fujita, el autor del manga, compone su historia tratando de hilvanar la vida de muchos personajes y varias generaciones cuyo destino es afectado por un solo individuo, Faceless. Y aunque su intención no parece ser la de hacer una crítica de los incel, la manera en que se representa a este personaje de alguna manera hace evidente su postura ante esta conducta.
Al principio de su historia incluso podría decirse que Jin es un tipo atractivo. No son pocas las chicas de Praga que manifiestan interés en él y su hermano. Jin se interesa por Francine dada su innegable belleza; Yin sólo se interesa por ella hasta que la conoce más a fondo y es probable que ella lo acepte por esa misma razón. La relación entre ellos se construye sobre una base distinta, que Jin no parece interesado en cultivar.
Y es que la obsesión de Jin se basa en su propia inseguridad. No le basta con ser atractivo y talentoso, la necesidad de poseer lo que ama pervierte todas sus acciones. Pero, como si algo de consciencia quedara en él, esta posesión absoluta no le satisface, pues no se trata de amor.
Faceless no es un ideal a seguir y Karakuri Circus no lo disculpa de ninguna manera. Al contrario, si en algo se profundiza es en el extensivo dolor que sus acciones causan. Enfermedad, angustia, soledad. Una persistente desesperanza. Varias generaciones después, Faceless no es feliz y nunca aprendió a serlo. Es, de hecho, un personaje patético con el que dudo mucho que alguien pueda sentirse identificado. En estos tiempos, eso lo vuelve un referente interesante de representación. Su villanía no sólo no es idealizada sino vilipendiada y exhibida.
Karakuri Circus se basa en el manga original de Kazuhiro Fujita y fue adaptada como anime el año pasado, abarcando un total de 36 episodios. La legendaria seiyū Megumi Hayashibara da su voz a Francine y todas sus versiones, haciendo un trabajo bastante notable. Studio VOLN realizó la producción, buscando una estética que recordara a las series de los 90, logrando un producto visualmente atractivo.
La puedes ver en Amazon Prime Video.