Sarazanmai es una de las opciones más interesantes de la temporada de primavera. No sólo se trata de una de las apuestas visuales más sobresalientes de lo que va del año, sino que tiene raíces muy profundas en distintos campos que se enlazan de manera magistral para contar una historia de deseo, amor y desesperanza.
Creada por Kunihiko Ikuhara (Revolutionary Girl Utena, Yuri Kuma Arashi), es la historia de tres chicos de secundaria y los intrincados vericuetos de las relaciones que los unen, en un mundo en el que los kappa y las nutrias (kawauso) están en pie de guerra por la energía que emana del deseo.
Sarazanmai – Sinopsis
La aventura comienza con Kazuki, que todos los días se disfraza de la idol local, Sara Azuma, para enviarle mensajes a su hermano menor, Haruka, quien cree tener una amistad secreta con ella. Un día, mientras intentaba tomarse una selfie caracterizado como Sara, Kazuki capta a Toi tratando de robar un vehículo, por lo que se desata una persecución que culmina con ellos conociendo accidentalmente a Keppi, el príncipe depuesto de los kappa.
Después de que ambos lo confunden con una rana, Keppi los transforma en kappa mediante la extracción de su shirikodama, una bola que normalmente estaría ubicada en el ano. Mientras tanto, cientos de cajas salen volando por los aires de Asakusa y Enta, el mejor amigo de Kazuki, va persiguiendo una caja hasta que se topa con Keppi, que también lo transforma en kappa. Una vez reunidos los tres, Keppi les pide que recuperen la shirikodama de un Kappa-Zombi que está robando las cajas. Sólo así los devolverá a su forma original.
¿Kappa? ¿Shirikodama? ¿De dónde sale todo eso?
Breve historia de los kappa
Los kappa son uno de los yōkai más conocidos del folclor japonés. La palabra significa “niño de río”, pero alrededor de todo el país tiene distintos nombres, entre otros kawaso (muy parecido a kawauso, la nutria). La característica más distintiva de los kappa es la pequeña cavidad que tienen en la coronilla que es parecida a un plato (sara). Se dice que esta cavidad está llena de un líquido acuoso que al derramarse debilita al kappa. Aman los pepinos, el sumo y son sumamente traviesos, hasta extremos peligrosos.
Una de sus aficiones es atraer a la gente, en especial a los niños, al agua. Ahí, los kappa meterían el brazo en el ano de su víctima para extraer la shirikodama y, posteriormente, el hígado. Sin embargo, pese a esta peligrosa costumbre, muchas leyendas les consideran una criatura en general benévola, aunque un poco torpe. Es frecuente que las personas los castiguen por sus fechorías, pero atraen bendiciones a quienes les perdonan la vida.
El aspecto kawaii de los kappa comenzó a circular desde principios del siglo pasado y se ha ido alejando cada vez más de su origen para convertirse en un símbolo de identidad local. Por ejemplo, en Asakusa se encuentra la calle Kappabashi-dori, famosa por sus más de 150 tiendas especializadas en artículos de cocina y por haber adoptado a los kappa como parte de su identidad. La estatua del kappa donde Kazuki, Toi y Enta conocen a Keppi está basada en un lugar real que se encuentra en esa calle.
La pérdida y la renuncia
Sin embargo, los kappa no fueron la única fuente de inspiración de Ikuhara. En una entrevista reciente comentó que el Gran Terremoto de Tōhoku de 2011 tuvo mucho que ver en su concepción de esta serie. Expresó que, pese a que nuestra vida y el concepto que tenemos de nosotros mismos gira en torno a nuestros bienes materiales, una catástrofe como esa pone ciertas cosas en perspectiva y nos lleva a sufrir la pérdida. Y es eso, precisamente, lo que todos sus personajes enfrentan.
Sin embargo, Ikuhara no se limitó a escribir una historia sobre la pérdida material. En su definición de ‘ser humano’ hay algo que es aún más importante: las conexiones entre las personas. Éstas son mucho más difíciles de perder que las que tenemos con las cosas, de modo que, para explorarlas, Ikuhara se vale de otra fuente de inspiración menos explícita, pero sumamente significativa: la filosofía budista.
En términos generales, esta filosofía imagina una realidad regida por el deseo. Cada uno de los seres que habitamos todos los planos de este universo estamos atados a él por el deseo, pero una vez que nos liberamos de él, dejamos de existir (y, por lo tanto, de sufrir). Algo semejante a lo que ocurre en Puella Magi Madoka Magica. En Sarazanmai, Ikuhara usa la shirikodama para simbolizar el deseo y, como ocurre con los Kappa-Zombis, al perder este órgano, se deja de existir.
Este aspecto de la historia de Sarazanmai, cobra sentido cuando examinamos a los antagonistas de la historia: Mabu y Reo. Con un método distinto, mucho más rudimentario y definitivo que el de Keppi, estos soldados del Ejército Imperial de las Nutrias extraen las shirikodama de sus víctimas y las examinan para saber qué es lo que hay en ellas: deseo o amor. Sólo el deseo es útil a sus propósitos, por lo que las personas cuyas shirikodama se rigen por el amor, son desechadas.
El amor como solución
Pero entonces, ¿qué es el amor y por qué se contrapone al deseo? Al introducir este concepto, Ikuhara ofrece una alternativa para la conexión entre las personas. Desear a alguien (como Kazuki hace con la familia que lo abandonó, Enta con Kazuki, Toi con su hermano y Reo con Mabu) conlleva un sufrimiento tal que no encuentra descanso sino en la renuncia. El deseo es, pues, una mentira. De ahí que las nutrias constantemente se refieran a sí mismas como uso (contracción de kawauso, pero también homófono de “mentira”). Por otro lado, la renuncia; es decir, la única manera de amar de verdad, implica aceptar que la esperanza y la desesperanza son irrenunciables y que hay múltiples formas de permanecer conectados.
Lo material se desvanece, pero los vínculos que nos unen son eternos.
Sarazanmai formó parte de la temporada de primavera de 2019 y es una serie original de Kunihiko Ikuhara. Está disponible en línea en la plataforma de Crunchyroll.