El O-Bon Matsuri (también conocido como Urabon, el Festival de las Linternas o el Festival de los Espíritus de los Muertos) es uno de los más representativos de Japón. El O-Bon se celebra del 13 al 15 de julio o agosto, dependiendo de la región. La creencia general consiste en que, durante ese periodo, el espíritu de los muertos visita el mundo de los vivos; una curiosa coincidencia con nuestro Día de Muertos.
¿Cómo se celebra?
El primer día de la festividad se encienden linternas en los cementerios y, en algunos lugares, también se hace en el frente de las casas. Estas linternas son conocidas como mukae-bi o fuego de bienvenida. El segundo día se llevan a cabo servicios religiosos en los templos budistas, con la finalidad de que éstos bendigan a los muertos. El último día, las linternas se encienden para despedir a los muertos (okuri-bi). Se cree que las ofrendas que se hacen a los muertos durante estos días (que suelen ser en forma de comida y bebida) traen felicidad no sólo a los espíritus huéspedes sino también a quienes lo ofrecen.
¿Cómo surge el O-Bon?
Aunque su origen es desconocido, se sabe que esta costumbre viene de la India y está basada en el sutra Urabon-kyou, que relata la leyenda de un discípulo de Buda que le pidió ayuda para aliviar las penas que su propia madre sufría en el infierno. Conmovido, el Buda instruyó a sus seguidores a orar y hacer ofrendas por la madre de este discípulo, estableciendo un ritual destinado a ese fin, asentado en la compasión que cualquier discípulo de Buda debe sentir por quienes sufren.
Naturalmente, la festividad llegó a Japón desde China, con la introducción del budismo. El registro más antiguo que se tiene de esta celebración se encuentra en el Nihonshoki, en el que se informa que se celebró por vez primera en el décimo cuarto año de la emperatriz Suiko (es decir, en el 606 de nuestra era). Sin embargo, la celebración alcanzó popularidad al final del periodo Heian (es decir, alrededor del año 1185). Se dice que las linternas se usaron por primera vez con la intención de llevar luz a las almas de los guerreros caídos del clan Taira, que habían sido recientemente aniquilados por el clan Minamoto. No obstante, es muy probable que esta costumbre sea más antigua.
Ya en el periodo Edo (1603-1867) la fiesta se acompañaba de la tradicional danza (Bon-odori) que todavía hoy puede observarse en muchas regiones de Japón. En su forma tradicional, el Bon-odori es una danza muy sencilla, que no requiere el uso de un kimono especial, y se espera que personas de todas las edades y condiciones sociales participen. Hacerlo en sus ropas de diario es la forma original del Bon-odori, y representa la unión de toda una comunidad.