ArelyHace casi un mes la editorial Shonen Jump publicó un tuit en donde defendía a las series de anime populares en contra de la crítica del público.
Cuando vi el tuit me acorde que hace años deseaba redactar un ensayo centrándome en el criterio negativo de la popularidad de los anime con la siguiente pregunta: ¿Por qué algunas personas odian a los animes populares? Creo que la respuesta es porque es más fácil odiar a que analizar. Podemos encontrar varias razones para odiar un anime en concreto, ya sea por el relleno, por tener muchos o hasta por la complicidad de su historia. Sin embargo, como fans siempre hemos tenido la dificultar de criticar en vez de disfrutar un anime. Pongamos el siguiente ejemplo:
Naruto
Se trata sobre la vida de un niño llamado Naruto Uzumaki que hace travesuras en la aldea que vive y que sueña algún día ser el hokage.
Dicha serie fue uno de los pilares modernos de la propia editorial. Fue muy reconocido por su manera de abordar a los ninja, así como el estilo que utilizaba Masashi Kishimoto a la hora de dibujar. Sin embargo, el anime tiene mala reputación debido a su excesivo relleno.
Sí, es un verdadero dolor de cabeza ver tanto relleno pero, ¿de qué otra forma habríamos tenido la oportunidad de conocer mucho más a los personajes? Eso fue gracias a que sus historias se desviaron del argumento principal y fue un factor importante para su popularidad.
Este tipo de problema, aunque de manera distinta, también es un factor que afecta a otra obra muy popular, que tomaré como siguiente ejemplo.
One Piece
Cuenta la historia de Luffy D. Monkey que sueña con ser el rey de los piratas junto con su tripulación y poder conseguir el legendario tesoro de Gol D. Roger, el One Piece.
Esta serie tiene la característica de que su historia es tan larga que algunas personas ni siquiera se atreven a verlo. Al momento tiene más de 900 capítulos y sigue en aumento cada semana. Para quienes vemos este anime sabemos que es crucial ver todos los episodios tratando de captar los movimientos que utiliza Oda con la serie para juguetear con ella y que el fan no pueda descifrar lo que desea hacer. Gracias a eso, podemos reconocer la popularidad de One Piece, ya que, aunque es una historia larga, es complicada de predecir. ¿Acaso eso no le da sabor a la serie? Pues sí y por este mismo motivo no es fácil de ver.
Evangelion
En el año 2015, después del Segundo Impacto la humanidad se redujo y la ONU decidió crear una organización llamada NERV en Tokyo-3 que tiene como misión entrenar a jóvenes para que sean los pilotos de los Evangelion. Uno de ellos va a ser Shinji Ikari que es nuestro protagonista.
Este anime no se parece en nada a los anteriores. No tiene relleno ni mucho menos es tan largo como One Piece. Lo suyo es la complejidad que se contempla a lo largo de la historia para crear una discurso que aún sigue siendo vigente. Requiere tener un cierto conocimiento previo con el único propósito de entender lo que quiso decir el autor con el final que le dio a su historia. Por eso, sin importar qué tan atentamente se vea, estoy segura que muchos les es difícil de comprender. Esto lo hace muy popular entre algunos fans, pero también es uno de sus puntos débiles ante una buena parte de la audiencia. ¿Qué pasaría si Evangelion no tuviera esa complejidad? Fácil, no sería nada ni siquiera tendría la popularidad que tiene en la actualidad.
Ahora bien, si juntamos estos ejemplos y retomamos la primera cuestión: ¿por qué algunas personas odian a las series populares? Podemos hallar que sólo es una ridícula excusa en que desean ocultar su miedo, culpado a las fortalezas de algunos de los famosos anime para tratar de ocultar la verdadera pregunta: ¿qué es lo que la gente teme de las series de anime populares? A la esencia que puede resultar ser simple o complicado por los distintos motivos, ya sea si algún anime tiene relleno excesivo, si es muy largo o hasta la complejidad que lleva en la historia pero el caso está que debemos de vencer el miedo y aprender a disfrutarlo para poder formar una crítica propia y argumentativa a la medida de nosotros lo deseamos.
