Violet Evergarden: Eternity and the Auto Memory Doll es, en la superficie, un spin-off metódico. Con esto quiero decir que sigue en lo general el sistema de narración que caracterizó a la mayoría de los episodios de la serie: Violet recibe un encargo y a través de explorar los sentimientos de su solicitante, aprende algo nuevo sobre ella misma y sus sentimientos.
Se amplía al ser una historia en dos partes, que se entrelazan a través de la propia Violet y crean una historia sólida y enternecedora. Hasta aquí, todo es relativamente normal. Sin embargo, creo que esta cinta subraya algo más, algo que ofrece un panorama distinto y que tiene que ver con su contexto. Pero vamos por partes.
Una sociedad en proceso de cambio
En lo general, la historia de Violet sucede en un universo que semeja a Europa en los años inmediatos al fin de la Primera Guerra Mundial. Se trata de una sociedad que está redescubriendo la paz, cerrando las heridas e intentando mirar al futuro con optimismo. Nuevos negocios surgen y la necesidad de reconectar se representa en la reconstrucción de puentes, caminos y torres de transmisión. La propia Violet es representante de este proceso: pasó de ser una niña soldado sin nombre a una Auto Memory Doll, una profesión diseñada específicamente para establecer vínculos. A su alrededor, el mundo está cambiando.
Y no sólo ella. Iris, Cattleya, Erica y Luculia ya nos habían mostrado que en esta sociedad las mujeres iban a tener papeles más preponderantes. Eternity and the Auto Memory Doll se nutre de eso y nos muestra otra faceta: que el mundo no necesariamente progresa al mismo ritmo.
Isabella y Taylor
Por razones del destino, las dos hermanas que protagonizan esta historia de Violet se encuentran en dos extremos sociales. Uno de ellos, abundante en privilegio, exige también el sacrificio hasta de la propia identidad. El otro, mucho más precario, también tiene mayor libertad. Pero el vínculo que las une se convierte en algo valioso, que le da sentido a la vida de una y otra. El trabajo de Violet consiste, precisamente, en el de restablecer esa unión, en la de ser un puente. Pero el contexto, del que hablé hace unas líneas, le da un sentido mayor. La sociedad avanza, pero este avance no es parejo y categorías transversales como la clase social y el género enfatizan tanto los progresos como los retrasos. Pero, en todo caso, es la paz lo que lo posibilita todo.
Violet Evergarden: Eternity and the Auto Memory Doll es la más reciente entrega de esta franquicia. Producida por Kyoto Animation, bajo la dirección de Haruka Fujita entre su staff hay nombres como el de Naoko Yamada, Reiko Yoshida, Shoko Ikeda y Mikiko Watanabe, talentosas mujeres que se han hecho nombre en la industria.
La serie, que está disponible en Netflix, se caracterizó por un trabajo de animación espectacular, sumamente detallado tanto en los paisajes como en las expresiones y movimiento de los personajes. Esta cualidad se enaltece en la pantalla grande, donde el trabajo artístico alcanza un esplendor mucho mayor. Es una cinta que, al menos una vez, merece ser vista en ese formato.
Estará exhibiéndose en salas de México y otros países de Latinoamérica este 14, 15 y 16 de febrero.
¡Adquiere tus boletos!
México: bit.ly/Violet_MX
Latinoamérica: bit.ly/Violet_Latam
Leer más: 4 razones para ver Violet Evergarden: Eternity and the Auto Memory Doll.